domingo, 16 de noviembre de 2008

Nacimiento, vida y muerte de nuevas estrellas



El nacimiento de nuevas estrellas, genera vientos estelares. En la nebulosa Roseta, sus estrellas son más jóvenes y brillantes, están limpiando su centro. Aquí, unas nuevas estrellas han formado una burbuja de gas de 400 años luz de diámetro. Solo el viento estelar de una estrella joven y caliente ha sido necesario para formar la nebulosa Burbuja. Este oscuro envoltorio, en la constelación de Escorpión, ha sido ahuecado por fuertes vientos que emanan de estrellas recién nacidas. Los cúmulos de estrellas más viejas también limpian su entorno empujando el gas y al polvo hacia el medio interestelar. Las pléyades, son estrellas jóvenes que todavía se están desembarazando de la tenue nebulosa de gas que las estaba rodeando.

La palabra nebulosa proviene de nube, las estrellas nacen en nebulosas desde las enanas rojas hasta las súper gigantes. Cuanto más masiva sea la estrella, mayor es su hambre y menor su duración de vida.

Nuestro Sol es una estrella mediana con una esperanza de vida de unos diez mil millones de años y no está ardiendo como algunos creen.

En realidad en su núcleo, un reactor nuclear está convirtiendo continuamente el hidrógeno en helio. Gracias a esta reacción a casi quince millones de grados, la fusión nuclear desintegra casi cuatro millones de toneladas de hidrógeno por segundo, convirtiéndola de esta manera en la energía que hace que el Sol brille.

Pero un día, cuando se acabe el hidrógeno del núcleo, el Sol cambiará de color y será parecida a una estrella de color rojo anaranjado. Estas se denominan gigantes rojas. Una gigante roja es una estrella moribunda. Una vez consumido el hidrógeno de su núcleo, la estrella se expande hasta alcanzar unas cien veces su tamaño natural, expulsando grandes capas de gas. La nebulosa de la Hélice es un buen ejemplo.

Las que tienen forma de anillo, se denominan nebulosas planetarias, porque a través de un pequeño telescopio parecen planetas alrededor de una estrella.

Dentro de cinco mil millones de años, este será el destino del Sol. Cuando se acabe el hidrógeno del núcleo, el Sol perderá estabilidad y crecerá. Primero abarcará a Mercurio y después a Venus, en lo más hondo de su interior el helio se fusionará para convertirse en carbono. Grandes capas de gas serán arrojadas al espacio y el Sol se convertirá en una gigante roja. La Tierra quizá sobrevivirá, pero quedará totalmente abrasada. Finalmente, al expulsar sus capas externas, aparecerá el núcleo colapsado del Sol, un rescoldo moribundo, una enana blanca.

La vida de una estrella gigante comienza como la del Sol, convirtiendo el hidrógeno en helio. Cuando el hidrógeno se acaba, el helio se funde en carbono. La reacción que alcanza los cien millones de grados, es la fuente principal de energía en la rápida e intensa vida de una estrella gigante. Pero esta gigante, como el Sol, expirará también como una enana blanca, solamente las súper gigantes tienen un final diferente.

Estas estrellas tienen al menos quince veces la masa del Sol. Empiezan también como las de menor masa, convirtiendo el hidrógeno en helio. Cuando el hidrógeno se acaba, también el helio reacciona produciendo carbono. Pero luego, el carbono se fusiona para dar lugar a neón y magnesio. Cuando estos se agotan, se van generando elementos cada vez más pesados.

A más de tres mil millones de grados, cuando al final se fusiona el hierro, termina el juego. La explosión es de tipo súper nova; puede ser tan brillante como una galaxia entera, una brillante expulsión de escombros estelares. *


En su interior más profundo, sin embargo, queda un remanente de emisión que aún radia energía, compactado en menos de veinte kilómetros de diámetro. Es tan densa que un gramo de este material pesa de un millón de toneladas. El núcleo de esta súper gigante, se ha convertido en una estrella de neutrones; un púlsar que gira muy rápido alrededor de su eje.
La nebulosa del Cangrejo, es una reliquia de súper nova. El estallido que la produjo, fue observado por los chinos en el año 1054.


La materia de una estrella ordinaria, puede ser absorbida por una estrella de neutrones. Al chocar la materia con la superficie de ésta, se producen enormes erupciones que expelen más energía en tres horas que el Sol en cien años.

La estrella más grande que conocemos es Eta Carine, con una masa que es cien veces la del Sol. La estrella está expulsando materia, es una súper nova en ciernes. Pero esta vez la colosal explosión, comprimirá su núcleo más allá de una mera estrella de neutrones, se convertirá en un agujero negro.

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